Desde la Iniciativa Privada respecto al Cerro Catedral, hacia una mayor autonomía decisoria de la sociedad local por su ciudad y su región 24 de octubre 2016.
Carlos Alberto Abaleron (*)
La invitación de la Comisión Evaluadora hacia un grupo de instituciones y profesionales de Bariloche para considerar la Iniciativa Privada presentada por CAPSA, más allá de su precisa finalidad, permitió actuar como disparador de diversas inquietudes desde muy diferentes sectores de nuestra ciudad. Por supuesto, también debe elogiarse esa invitación, como todo otro intento de acercar a los habitantes para que comiencen realmente a ocuparse -y no solamente a preocuparse- por el presente y el porvenir de esta geografía y esta sociedad. Necesitan de ello no solamente quienes toman las decisiones, sino además, quienes se benefician y/o perjudican de las mismas.
Dos cuestiones queremos compartir con Uds.: si debería aceptarse o no la Iniciativa Privada; y el por qué no puede discutirse solamente el futuro del Cerro Catedral.
¿Aceptar o rechazar a la Iniciativa Privada de CAPSA?
Ciertamente, nuestra sugerencia es por el rechazo, justificado porque:
No se desprende de la documentación presentada la existencia del affectio societatis necesario para un emprendimiento y voluntad común desde la Empresa hacia la municipalidad, y peor aún hacia la ciudad de San Carlos de Bariloche.
La sensación que nos queda es que sigue vigente y con mucha fuerza, y muchos de nosotros pareciéramos que lo seguimos aceptando con pasividad, casi con resignación, el seguir siendo parte de los antiguos territorios nacionales donde las decisiones eran tomadas desde fuera, con los costos asumidos desde dentro, y los beneficios mayoritariamente exportados. En este caso, desde una empresa privada, aunque esto les cabría tanto a otras jurisdicciones y/o empresas públicas.
La Iniciativa Privada, aparte de un cúmulo de exigencias que serían insólitas en un sistema de libre empresa ya que se desprendería del escrito –explícitamente- el eximirse de cualquier riesgo, y que los mismos deberían ser asumidos por el sector público local, pretendiendo que las rentabilidades deberían asegurársele desde el inicio del convenio mediante el traspaso a perpetuidad de suelo. ¡Un suelo que lo más valioso que tiene para nuestra sociedad y para el Turismo que precisa Bariloche, es la ausencia de actividades antrópicas!
La cresta del turismo del mañana avanza hacia las áreas naturales protegidas, de la mano de una creciente demanda internacional de turistas de clases medias y altas dispuestos a pagar por ello. Por supuesto, la propuesta de CAPSA pareciera ser que no va en esa dirección, contribuyendo a seguir con el turismo extractivo, exportando los beneficios y dejando los costos –contaminación ambiental, destrucción del patrimonio natural, vulnerabilidad y precariedad laboral, entre otras, que impactan negativamente sobre la Calidad de Vida de la población- para seguir luego buscando otras vetas al habérseles “agotado el recurso”…
Por ello, consciente o inconscientemente, en la propuesta no han cumplimentado en absoluto el Artículo 6to., CAPÍTULO II – DE LAS MODALIDADES DE LA PRESENTACIÓN, ORDENANZA Nº 2725-CM-16 que dice: “d) Fundamentos económicos globales y la ponderación de los beneficios que redunden en una mejor calidad de vida de la comunidad.”
El término “calidad de vida”, aparece tres veces en la documentación aportada, y en dos hacen referencia al mencionado artículo.
Salvo generalidades acerca de los beneficios del Turismo, muy sesgado hacia lo económico, y el aporte de indicadores sobre empleo y PGB de San Carlos de Bariloche con relación a las actividades directa o indirectamente vinculadas con el mismo, no brindarían mayor información del aporte específico de la iniciativa en cuestiones no solamente económicas de la Calidad de Vida (sobre todo de empleo genuino e ingresos), sino sociales (cerrando brechas de desigualdades en los grados de libertad de decisión de grupos de la comunidad en todas las circunstancias de la vida en sociedad, con integración plena a la misma).
Con relación a esto último, la propuesta de CAPSA considera como restricciones para ser competitivos, entre otras cuestiones, a los descuentos y subsidios sobre pases para uso social y de residentes, y la fijación de tarifas sujetas a los máximos de los restantes centros del país.
La intención parecería conducir a la eliminación de esas restricciones mencionadas más arriba, entre ellas el posibilitar el goce del Cerro Catedral para toda la población local, y no solamente para aquellos que puedan abonar las tarifas por ellos a fijar. Si seguimos hablando de Calidad de Vida, y siguiendo las pretensiones de la iniciativa, estaríamos excluyendo a quienes hoy más necesitan de la integración a la montaña: los niños y jóvenes de familias con baja o nulo nivel de educación de los padres, desocupados o con precariedad laboral, con tareas de escasa capacitación, con ingresos nulos o muy bajos, con extrema vulnerabilidad a la estacionalidad del Turismo y a las sucesivas crisis exógenas con mayor impacto sobre los más débiles, y cuyo horizonte de futuro termina al día siguiente. Son o van a ser parte de los Ni-Ni (ni estudian ni trabajan) con un tiempo “libre” a disposición que llenan como pueden…Y la montaña, y sus actividades, son forjadores del carácter, la puerta de entrada al deporte, al vislumbrar metas (alcanzar la cumbre) que se traslada más fácilmente a la vida diaria, al vivir la solidaridad (responsabilidad común por lo común), y al obligarlos a pensar que los esfuerzos valen la pena, que los futuros posibles existen, y que ello se puede lograr estudiando y recuperando la noción del trabajo por sí mismo, y siendo parte de la sociedad que los excluye.
¿Por qué no puede considerarse aisladamente la Iniciativa Privada?
Se han escuchado variadas opiniones, y críticas (valiosas en sí) centradas solamente en el Cerro Catedral, sin considerar que el mismo –desde lo espacial, político, económico, social, y cultural- forma parte de un único sistema: la ciudad de San Carlos de Bariloche y su región de influencia. Ello implicaría que el obrar u omitir en uno/a, afectará para bien o para mal al otro/la otra; y, que ignorar ese hecho, puede redundar en multiplicación de esfuerzos, recursos escasos desperdiciados, e involución en el propuesto progreso de desarrollo.
También hemos escuchado numerosas visiones de un Cerro Catedral de invierno cuando debería estar activo todo el año, desde todo punto de vista: porque las actividades de montaña trascienden el esquí y sus derivaciones, es mucho más que eso; y porque la actividad turística no puede tener picos y depresiones anuales, ya que ello redunda en la generación de empleo genuino, en la estabilidad laboral y comercial, en los ingresos, y en la capacidad de acceder a bienes y servicios considerados básicos para el conjunto de la población que directa o indirectamente depende de la misma.
Además, intuimos la prevalencia de una visión legitimada de un Bariloche con una única actividad económica, la del Turismo, la cual hace muy vulnerable todo intento de desarrollo de la misma, habida cuenta de cuestiones que escapan a la capacidad de decisión local: el clima y sus cambios; los desastres de origen natural; la tasa de cambio; las cuestiones macro económicas nacionales e internacionales, etcétera. La experiencia ilustra bien a las claras acerca de esa extrema vulnerabilidad, de rápido impacto sobre la calidad de vida de parte significativa de nuestra sociedad.
Más aún, hemos percibido, con minoritarias excepciones, que se está pensando en convenios de muy largo plazo acerca del accionar en el Cerro Catedral, quizás “hipotecando” y reduciendo grandemente la capacidad decisoria de las futuras generaciones que se verían enfrentadas a factores exógenos y endógenos que todavía no se vislumbran. Todo indicaría que el futuro próximo traería consigo cambios muy profundos en todas las dimensiones de la vida. El Cambio Climático Global es solo uno de ellos, y toda propuesta a futuro debería incluir sistemas de seguimiento del progreso hacia las visiones deseadas de Bariloche y su región (incluyendo al Cerro Catedral, obviamente), que posibiliten la adaptación en todo aquello factible, y de amortiguar los
impactos negativos que escaparían a nuestras posibilidades eludir.
Tampoco pareciera ser considerado importante analizar las vinculaciones pasadas entre CAPSA y la Provincia, y la más reciente con el Municipio. Ciertamente, el pasado está atrás, pero también las consecuencias siguen vigentes. Y son los aspectos negativos de ese pasado presente, los que deberíamos tener en cuenta para no repetirlos, ya sea con CAPSA como con cualquier otra emprendimiento a futuro.
Por ello, no solamente deberíamos pensar en qué Cerro queremos, cuando por algunas cuestiones justificadas más arriba, es primordial el pensar en qué Bariloche deseamos hoy sin cerrarle las posibilidades de expresarse a las generaciones venideras, incluyendo al papel que cumpliría el Cerro Catedral en ello. ¿Es necesario remarcar que más importante que la meta final hacia ese aún indefinido Bariloche deseado es el proceso seguido hacia ella? Reconocemos la necesidad de focalizarnos en el Cerro Catedral, pero esto no es un final, es accidental, y lo substancial es lo inmediatamente posterior a la Iniciativa Privada de CAPSA. Dicho de otra manera, si ya supiéramos cuál es el Bariloche de nuestros sueños, sabríamos sin dejar lugar a dudas si se debe aceptar
o rechazar la Iniciativa Privada, aportando el complejo de justificaciones correspondientes. Todo sería más fácil, más simple, más directo. Por ello es urgente decir SI o NO, porque lo más valioso que tenemos es el uso de nuestro finito tiempo ¡Ni pensar si se tardan diez años en la decisión de qué Bariloche deseamos y esperar 10 años para cambiar substancialmente al Cerro Catedral!
El Cerro Catedral luego de la decisión a tomar ante la Iniciativa Privada
- a) Un futuro y deseable Plan de Desarrollo del Cerro Catedral debería integrarse desde el principio a las iniciativas de Bariloche y su región. A título de ejemplo, entre otros muchos, ¿cómo podríamos tener como meta el hacer más eficientes los traslados desde la base a las estaciones superiores, enfatizando lo más valioso que tiene el esquiador, que es el uso del tiempo, si no hacemos también eficiente la llegada y la partida desde la ciudad al Cerro? ¿Y cómo lo haríamos
solamente en el Cerro, sin antes atender a las gravísimas situaciones actuales y a futuro de nuestro sistema e infraestructuras de movilidad que nos angustia en el día a día? ¿Sería eso sustentable y justo? No, de ninguna manera. - b) Las ventajas comparativas de Bariloche y su región son inmejorables, a pesar del “esfuerzo” que hacemos para que el patrimonio natural se degrade o tienda a desaparecer. Por ello, es nuestra responsabilidad que nos afanemos en desarrollar las ventajas competitivas; ya el Señor hizo lo suyo. Las dos palabras claves son la innovación y la diversificación, para ofrecer lo que nadie ofrece, o elevar la calidad de aquello que otros sitios ya tienen.
- c) La Calidad de Vida y la Calidad del Ambiente son un par inseparable: cada una incide en la otra. Tanto, ya lo hemos dicho, que si queremos ver la calidad de la sociedad de Bariloche, solamente tenemos que fijarnos en la calidad del ambiente natural y construido; y la inversa es también cierta, si queremos evaluar la calidad de tal ambiente, nada más que analizar el grado de desigualdad de poder de decisión, de acceso a la educación y al conocimiento, a actividades genuinas no “mineras”, a ingresos satisfactorios, a bienes y servicios necesarios, que culminan y se visibilizan en la salud física y psíquica. Y no solamente para las generaciones de este presente: somos también custodios, y por lo tanto responsables, del legado que vamos a dejarles a los que vendrán.
(*)Arquitecto (UNR, Argentina), Diploma in Development Planning (DPU, University College, London), Doctor en Geografía (UNED, Madrid); y director del Programa de Desarrollo Integrado de la Fundación Bariloche.