Entrevistas publicadas por el diario La Nación al exembajador argentino en Londres Carlos Ortiz de Rozas haciendo referencia a una propuesta británica de junio de 1974 al presidente Juan Domingo Perón que pudo haber cambiado la historia del centenario conflicto: un condominio o soberanía compartida que pusiera fin a la disputa sobre la soberanía y abriera la instancia de un posterior tratado “que resolviera la disputa anglo-argentina y creara una atmósfera favorable dentro de la cual los isleños podrían desarrollarse de acuerdo con sus intereses”.
El 31 de marzo de 2012 el periodista Pastor Méndez aportaba este material –publicaciones del diario La Nación y datos- a Bariloche Semanal:
Vale transcribir siquiera algunos antecedentes del doctor Ortiz de Rozas.
Abogado, egresado de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Buenos Aires, 1950. Graduado de la Escuela de Diplomacia del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, 1949.
Vicepresidente de la IVa. Comisión (Asuntos Coloniales) de la Asamblea General de las Naciones Unidas, Nueva York, 1960.
Director General de Política del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, 1961-1962.
Presidente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, Nueva York, marzo 1971 y julio 1972.
Nominado por Francia como candidato a Secretario General de las Naciones Unidas, obtuvo el mayor número de votos en las elecciones realizadas en el Consejo de Seguridad (13 sobre 15), pero no pudo ser designado debido al veto de la Unión Soviética (Nueva York, 1971).
Primer Presidente del Comité de Desarme, Ginebra, 1979.
Presidente del Grupo de Expertos Gubernamentales para el Estudio del Proceso de Desarme, Nueva York, 1980-1981.
Embajador Extraordinario y Plenipotenciario en el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, Londres, 1980-1982.
Jefe de la Misión Especial ante la Santa Sede para las negociaciones con Chile sobre el conflicto austral bajo la mediación de Su Santidad el Papa Juan Pablo II, Ciudad del Vaticano, 1982-1983.
Embajador Extraordinario y Plenipotenciario en Francia, París, 1984-1989.
Medalla al Mérito Académico, Universidad de Lomas de Zamora, 1995.
No aceptó el Premio Konex por considerar que el buen desempeño en la función pública es una obligación y no debe ser objeto de premio o recompensa alguna.
(Falleció el 13 de marzo de 2014 en Buenos Aires).
Diario La Nación
Martes 20 de marzo de 2012
La propuesta secreta de los ingleses a Perón por las Malvinas
El ex embajador Ortiz de Rozas revela detalles de las negociaciones de 1974 con Gran Bretaña para establecer una administración compartida; qué decía el documento.
Fue testigo de una parte crucial de la historia bilateral y revela detalles de gestiones desconocidas por Malvinas . El 11 de junio de 1974, Gran Bretaña le propuso a Juan Domingo Perón una administración compartida sobre las islas. Ese día, el ex presidente proyectó el camino para recuperarlas definitivamente. De aquella situación hoy da testimonio el ex embajador Carlos Ortiz de Rozas, un diplomático de más de 45 años de carrera que estuvo cerca de numerosas negociaciones diplomáticas en torno al archipiélago.
«Si ponemos un pie sobre las islas, no nos sacan más», le confió Perón, por entonces, a su canciller, según relata Ortiz de Rozas a LA NACION. Un condominio entre los dos países resultaba una salida controvertida si lo que se quería era obtener la soberanía inmediata.
La historia quiso que el presidente falleciera tres semanas después y las negociaciones se desvanecieron durante el gobierno de Isabel Martínez de Perón. Después llegaría el gobierno de facto, la guerra de 1982 y la relación bilateral daría un vuelco difícil de revertir.
Una copia del non-paper con la propuesta británica
Quienes conocen los corrillos diplomáticos aseguran que la propuesta británica a Perón de 1974 está archivada en algún lugar de la Cancillería. Se trata de un non-paper (documento no oficial) a cuya copia pudo acceder este medio, que le proponía un condominio sobre las islas. La intención, dice el escrito, era «poner fin a la disputa sobre la soberanía» y «crear una atmósfera favorable dentro de la cual los isleños podrían desarrollarse de acuerdo a sus intereses».
Aquel texto fue entregado por el entonces embajador británico en Buenos Aires, James Hutton, a Perón y a su ministro de Relaciones Exteriores, Alberto Vignes, en una reunión confidencial.
Entre otros puntos, proponía que las banderas de Gran Bretaña y Argentina fueran «enarboladas juntas» en tierra malvinense, que allí convivieran el inglés y el castellano como idiomas oficiales y que el gobernador de las islas fuera «designado de manera alternada por la Reina y el presidente argentino».
«Sobre estas bases, el gobierno de Su Majestad propone que, si el gobierno argentino está de acuerdo, deberían realizarse conversaciones oficiales o preliminares en Buenos Aires lo antes posible», concluye el texto.
En la agenda de Perón
Ortiz de Rozas es una de las pocas personas que supo de aquel encuentro. Este ex embajador en Gran Bretaña, Austria, Francia y Estados Unidos, ex presidente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y jefe de la misión para las negociaciones con Chile bajo la mediación del Papa Juan Pablo II, intervino en distintas negociaciones confidenciales sobre las islas, algunas de las cuales reveló en su libro, Confidencias diplomáticas, editado en junio del año pasado (2011).
Estaba cumpliendo funciones en la ONU, cuando Vignes le participó la propuesta británica de condominio y, en estricta reserva, le entregó una copia del non-paper. «Me confió que Perón le había expresado: «Aceptemos. Una vez que pongamos pie en las Malvinas no nos saca nadie y poco tiempo después la soberanía será argentina por completo», relata a LA NACION.
Pero el 1° de julio de 1974, tres semanas después de la reunión con la comitiva inglesa, Perón falleció. Su viuda, Isabel Martínez de Perón, heredó la presidencia y el asunto del condominio quedó sin resolver. «Isabelita no habrá querido avanzar porque temía a algunos sectores que pretendían una posición más dura con Gran Bretaña», reflexiona Ortiz de Rozas, a sus 85 años.
No obstante, un documento fechado el 20 de diciembre de 1974 revela que el proyecto no había sido borrado de la agenda. El texto consiste en una versión en castellano del non-paper británico, firmada y sellada por el Departamento de traducciones de la Cancillería argentina. «Pero los ingleses se dieron cuenta que sin Perón la iniciativa no iba a ningún lado, y retiraron la propuesta», señala Ortiz de Rozas.
La traducción del documento tras la muerte de Perón
TRADUCCIÓN DE PROPUESTA BRITÁNICA DEL 11/6/1974
Como secuela de la conversación mantenida con Vuestra Excelencia el 4 de junio, tengo el placer de informarle que he recibido instrucciones del Gobierno de Su Majestad para proponer que las conversaciones entre Gran Bretaña y la Argentina sobre el futuro de las Islas Malvinas sean realizadas sobre la base de las salvaguardias y garantías a extenderse a los isleños en el hipotético evento de un condominio. Esas conversaciones se mantendrían sin perjuicio de las respectivas posiciones de los Gobiernos del Reino Unido y la Argentina con respecto a la soberanía territorial sobre las Islas Malvinas.
Se me encarga explicar que el principal objetivo del gobierno de Su Majestad al entrar en negociaciones sobre la base de un condominio sería poner fin a la disputa sobre la soberanía al aceptar la Argentina una co-soberanía sobre las Islas y que el resultado podría ser un tratado que resolviera la disputa anglo-argentina y creara una atmósfera favorable dentro de la cual los isleños podrían desarrollarse de acuerdo con sus intereses.
Por la duración del Tratado ambas Partes aceptarían una soberanía compartida sobre las Islas.
Los condóminos serían Su Majestad La Reina y Su Excelencia la Presidente de la Nación Argentina.
Hay diversas formas de condominio, pero los elementos básicos podrían incluir lo siguiente:
1) Las banderas británica y argentina serían enarboladas juntas y los idiomas oficiales serían inglés y español;
2) Todos los `nativos´ de las Islas poseerían doble nacionalidad;
3) Los pasaportes de la colonia existentes serían reemplazados por documentos de viaje emitidos por los condóminos;
4) La constitución, administración y el sistema legal actuales tendrían que se adaptados a las necesidades de un condominio.
El Gobernador podría ser designado alternativamente por la Reina y la Presidente de la Argentina;
5) Los demás cambios constitucionales requerirían el acuerdo de los condóminos.
Debo informar también que una Sesión conjunta de los Concejos Ejecutivo y Legislativo de las Islas ha informado al Gobernador que no tiene objeción alguna a que se realicen conversaciones con el Gobierno argentino sobre salvaguardias y garantías requeridas en un condominio.
Sin embargo, debo declarar que el Gobierno de Su Majestad se sentiría libre de invitar representantes de las Islas a que formen parte de la delegación británica, y que antes de llegarse a un acuerdo definitivo, debería consultarse formalmente con los Isleños y buscarse su aceptación mediante alguna forma de representación popular.
Sobre estas bases, el Gobierno de Su Majestad propone que, si el Gobierno argentino está de acuerdo, deberían realizarse conversaciones oficiales o preliminares en Buenos Aires lo antes posible.
Es traducción del inglés. 20 de diciembre de 1974. Hay una firma y sello
El gobierno de Isabelita pronto se vería sumido en serios conflictos políticos internos y ni Argentina ni Gran Bretaña volvieron a dar señales con respecto al condominio. Mucho menos después del golpe de la Junta Militar, cuando empezó a tomar fuerza el camino bélico.
«Camino equivocado»
Ortiz de Rozas estaba en la embajada argentina en Londres cuando, en la madrugada del 2 de abril de 1982, se conoció el desembarco argentino en Malvinas. «Apenas me enteré, supe que el trabajo de años se venía abajo. Lo único que logró [Leopoldo] Galtieri fue darle la oportunidad a Margaret Thatcher de no ser eyectada del gobierno británico», opina entre las fotografías y condecoraciones que decoran su amplísimo departamento de la Recoleta.
«Además de trágico, el de la guerra fue un camino equivocado, porque se habían dado pasos concretos para resolver el problema de la soberanía por la vía pacífica», reflexiona.
Y recuerda: «En 1966 Henry Hohler, subsecretario del Foreign Office para Asuntos de América del Sur, me invitó a un restaurante muy bueno de Londres y en términos confidenciales me informó que las islas ya no tenían el valor estratégico de antaño y que tarde o temprano iban a integrarse con Argentina. Me recomendaron hacer lo posible para conquistar la mente y el corazón de los isleños», agrega.
«Incluso en febrero de 1982, días antes de la guerra, en las rondas de la ONU se discutió la posibilidad de un retroarriendo, para que los ingleses se comprometieran administrar las Malvinas por un determinado número de generaciones y luego cedieran la soberanía», manifiesta Ortiz de Rozas.
Considera que «la historia hubiera sido distinta si se hubiesen dado pasos para que los isleños sintieran que la tutela argentina era lo mejor para sus intereses».
Comunicaciones e intercambios
En su edición del sábado 1 de abril de 2006 La Nación reprodujo otros conceptos de Ortiz de Rozas sobre el establecimiento de vínculos con los malvinenses.
«Sin guerra, ya serían nuestras las Malvinas»
Por Carmen María Ramos
Para LA NACION
-¿Por qué fue extraordinaria esa «política de comunicaciones»?
-El acuerdo se firmó el 1 de julio de 1971. Antes, en 1966, yo era encargado de negocios en Londres y estaba a cargo de la embajada cuando Henry Hohler, subsecretario del Foreign Office para Asuntos de América del Sur, y Robin Edmonds, jefe de la división del Foreign Office a cargo del tema Malvinas, me invitaron a almorzar. Hohler me dijo que las islas habían dejado de tener el valor estratégico que habían tenido para la marina británica en las dos guerras mundiales.
Creía que había que resolver la disputa de soberanía ya que, tarde o temprano, la Argentina recuperaría las islas, pero que no se podía hacer de una manera repentina. «Es necesario que ustedes conquisten las mentes y los corazones de los isleños, para que no haya resistencia de parte de ellos», dijo Hohler. Esta conversación la transmití a Buenos Aires y a partir de entonces empezó un largo camino que fue la negociación para el acuerdo de comunicaciones de julio de 1971.
-¿Cómo se concretó el acuerdo?
-Con becas para que los hijos de los isleños pudieran estudiar en los mejores colegios ingleses de la Argentina, con la construcción de una pista de aterrizaje que operaba Líneas Aéreas del Estado (LADE), con el establecimiento de YPF en las islas… Con todo esto se fue creando un clima de confianza. El 11 de junio de 1974, la embajada británica en Buenos Aires le propuso al gobierno argentino un condominio en las Malvinas. La propuesta era extraordinaria: los idiomas oficiales serían el español y el inglés, los isleños iban a tener doble nacionalidad, se suprimían los pasaportes. Los gobernadores de las islas serían nombrados alternativamente por la reina y por el presidente argentino, las dos banderas iban a flamear en las islas…
-¿Los malvinenses apoyaban eso?
-Esa propuesta tenía la aprobación del Consejo Legislativo y del Consejo Ejecutivo de las islas. Perón, inteligentísimo, le dio instrucciones a Vignes, su canciller, quien me dio una fotocopia de ese acuerdo. Le dijo: «Vignes, esto hay que aceptarlo de inmediato. Una vez que pongamos pie en las Malvinas no nos saca nadie y poco después vamos a tener la soberanía plena». Pero el diablo metió la cola y dos semanas después, antes de que Vignes pudiera hacer nada, murió Perón. Cuando el canciller insistió con la viuda,
Isabel Martínez de Perón, ella le dijo: «No tengo la fuerza política del general para venderle esto a la opinión pública».
Evidentemente, muchos argentinos se iban a resistir a la soberanía compartida, con esa errónea visión del todo o nada. Bueno: fue nada. Y puedo asegurar que estábamos muy cerca de una solución diplomática negociada. Muy cerca…
Enlace:
https://www.lanacion.com.ar/politica/sin-guerra-ya-serian-nuestras-las-malvinas-nid793783